Muchas ciudades en provincia se están convirtiendo en una caricatura de la capital, supermercados, plazas comerciales, una imagen deforme que puede ser tomada en cualquier parte.
Por eso, desde hace unos meses, mi mujer y yo decidimos vivir en el bosque: mejor los árboles como vecinos, mejor el pasto como camino. Más claro, como el aire, (oh, Thoreau), se vuelve el pensamiento.
Algunos nos preguntan si no nos provoca miedo vivir en el bosque, les respondemos que miedo es salir de un cajero automático a las diez de la noche.
En la imagen, Suki y Gary inspeccionan los alrededores de la casa.
5 comentarios:
hey, jair, excelente lo del bosque, yo vivo en la playa, lejos del ruido urbano. leí tormental en círculo de poesía, me gustó mucho. un fuerte abrazo desde las playas de veracruz!!!
ruy vázquez
así debería ser la vida...Las ciudades nos asesinan, nos erosionan...El mundo puede ser horrible en compañía...
Un abrazo,
pura piel..
Así es, queridos amaigos, no olvidar nunca lo que dice el viento. Un abrazo
dos preguntas:
Walden I o Walden II
¿los perros leyeron a Thoureau?
ji
Publicar un comentario