jueves, 30 de octubre de 2014

CARTA POR AYOTZINAPA



AYOTZINAPA 43. CARTA DESDE MÉXICO
 5 de noviembre de 2014

Compañeros del mundo:
No hay disfraz que oculte lo que pasa en México: el 26 de septiembre de este fatídico 2014 se cometió un crimen de Estado contra los estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, en Ayotzinapa, Guerrero, México. Ha transcurrido más de un mes de los sucesos y las autoridades no han esclarecido los hechos ni han ofrecido al pueblo de México una explicación que nos haga comprender cómo la policía municipal, el Gobierno estatal y el Ejército estuvieron implicados en el asesinato de varios jóvenes y la desaparición de 43 estudiantes que, hasta el día de hoy, no han aparecido. La bruma que se alza sobre México proviene de nuestros gobernantes y sus cómplices, el panorama en nuestro país es un río revuelto en donde las instituciones y los que las dirigen buscan una salida inverosímil y llena de contradicciones a este crimen.
En México, la política, en complicidad con el crimen organizado, ha despedazado a nuestro país con el arma más letal: el miedo. Sus leyes nos han obligado a vivir como prisioneros. El día de hoy nos faltan los 43 jóvenes de Ayotzinapa, pero también nos faltan los miles y miles de mexicanos y los que tuvieron la mala fortuna de cruzar por el país y que están desaparecidos en el inmenso territorio nacional. Nos faltan ellos y también nos faltan la confianza y el respeto a los derechos humanos.
Hoy, el gobierno, los partidos políticos, la policía y el ejército no nos protegen ni nos representan; sólo buscan silenciar las voces que piden justicia y recuperar lo perdido: la inocencia de un país que antes se soñó un paraíso. Los niños de México, que serán aquellos que gobiernen este país dentro de algunas décadas, crecen en medio de violaciones, robos, asesinatos, tortura, corrupción y abuso de autoridad, ¿les daremos desempleo y desapariciones en lugar de educación y salud?
Cada uno de nosotros puede cambiar su entorno: enseña a leer al que no sabe, devuélvele su derecho a informarse, su derecho a elegir. El Sistema en el que México está empantanado gana cuando los de abajo pelean contra los de abajo; gana cuando los de arriba, los que viven gracias a nuestros impuestos, dan la cara en la televisión o por internet diciendo palabras huecas, mientras el México que habitamos tiene por rostro una calavera ensangrentada, como la del joven que fue masacrado por aquellos que debieron darnos seguridad y protección.
El boicot a las grandes empresas es una forma de resistencia, la historia ha demostrado que el dinero es el talón de Aquiles de la clase política y de las grandes corporaciones que dictan la agenda nacional, incluyendo a muchos medios de comunicación. No sigamos su juego, busquemos formas de vida alternativas que se reflejen en un cambio más duradero, en los pocos metros cuadrados que podemos transformar, ayudando, ayudándonos.
No queremos tu firma en esta carta, porque en nuestro Estado fallido resulta estéril realizar cualquier acción para organizarnos y reclamar nuestros derechos. Ahora queremos tu ejemplo, tus acciones y tu conciencia. Ayúdanos a informar, no nos des la espalda ahora que más te necesitamos.
Por eso, mis compañeros poetas y yo, desde nuestro sitio, hemos construido un poema con pedazos de otros poemas, con retazos de indignación y de dolor que siguen vivos en el tiempo milenario de nuestra sangre, porque pensamos que la Poesía es capaz de volver a unir, con el hilo invisible del espíritu humano, lo que los asesinos desmembraron.
Escribir es abrir los ojos para que otros despierten. Lo que la historia olvida, la Poesía lo recupera y resucita, hace que la luz vuelva a iluminar las sombras. El silencio ya no es una opción. Tenemos las palabras y son muy claras:
¡Ya basta! ¡Vivos se los llevaron! ¡Vivos los queremos!

Jair Cortés
Berenice Huerta
Méraly Reyes Tovar
Alan Sting
Eréndira Nohemí Ramos Vázquez




AYOTZINAPA 43: UNA ÍNTIMA TRISTEZA REACCIONARIA

Bring down the government
They don’t, they don’t speak for us.

Thom Yorke

Hablar es un esfuerzo demasiado grande
cuando se tiene un nudo en la garganta
y los ojos arrasados en lágrimas.
Yo no debería llorar ahora: lo que quiero
decir necesita una voz clara y potente,
una voz metálica, sonora, una voz
que no se deje quebrar por la emoción: que no tiemble.
Pero ha muerto un niño, y siento como si alguien
estuviera arrancándome el corazón por la espalda.

Ustedes dirán que es pura necedad la mía,
que es un desatino lamentarse de la suerte,
y cuantimás de esta tierra pasmada
donde nos olvidó el destino.
La verdad es que cuesta trabajo aclimatarse al hambre.
Y aunque digan que el hambre
repartida entre muchos
toca a menos,
lo único cierto es que todos
aquí estamos a medio morir
y no tenemos ni siquiera
dónde caernos muertos.
Aquí todos se han muerto con una modestia conmovedora.
Pero hoy estamos aquí escuchando el murmullo de la mar que es el morir.
Pero ante las traiciones
y este opio de los años que todo lo esfuma,
me afianzan a la luz de cada madrugada
las sombras de las voces fieles
que resbalan, silentes a mi alrededor.

Todo está lejos, no hay regreso, los muertos no
están muertos, los vivos no están vivos.
Y mis muertos,
tus muertos,
nuestros muertos aún en vida,
duermen,
alguno ya despertó…

Levanta un dedo el sol
y el mundo se arrodilla
para recibir la condena.

Comienza el otoño y tres días más tarde
a deshojarse el árbol de una nación caduca.
La frondosidad verde de su bandera negra
encubría las aves carroñeras
que llevaban vidas alimentándose de las muertes.
Ha llegado al final de su ciclo la vegetación.
43 hojas se desprendieron amarronadas
y no han tocado el piso.
La fusilería grabó en la cal
de todas las paredes
de la aldea espectral,
negros y aciagos mapas,
porque en ellos leyese el hijo pródigo
al volver a su umbral
en un anochecer de maleficio,
a la luz de petróleo de una mecha
su esperanza deshecha.
Y en la imposibilidad de sentir al otro:
tome una mano envuelta en sangre
y en el rumor de las balas
que robaron el sin fin de promesas del futuro.
Y contra la melancolía, la confianza; contra
la desesperación,
la voz del pueblo
vibrando en las ventanas de esta casa secreta.
Descubrir,
descifrar,
articular,
poner en marcha:
viejos oficios de los libertadores y los mártires
que ahora son nuestras obligaciones
y que andan por allí contándonos los pasos.

No soy nadie y soy el Pueblo.
Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad.





LOS 43 ESTUDIANTES:

- Abel García Hernández
- Abelardo Vázquez Peniten
- Adán Abrajan de la Cruz
- Alexander Mora Venancio
- Antonio Santana Maestro
- Benjamín Ascencio Bautista
- Bernardo Flores Alcaraz
- Carlos Iván Ramírez Villarreal
- Carlos Lorenzo Hernández Muñoz
- César Manuel González Hernández
- Christian Alfonso Rodríguez Telumbre
- Christian Tomas Colon Garnica
- Cutberto Ortiz Ramos
- Dorian González Parral
- Emiliano Alen Gaspar de la Cruz.
- Everardo Rodríguez Bello
- Felipe Arnulfo Rosas
- Giovanni Galindes Guerrero
- Israel Caballero Sánchez
- Israel Jacinto Lugardo
- Jesús Jovany Rodríguez Tlatempa
- Jonas Trujillo González
- Jorge Álvarez Nava
- Jorge Aníbal Cruz Mendoza
- Jorge Antonio Tizapa Legideño
- Jorge Luis González Parral
- José Ángel Campos Cantor
- José Ángel Navarrete González
-José Eduardo Bartolo Tlatempa
-José Luis Luna Torres
-Jhosivani Guerrero de la Cruz
-Julio César López Patolzin
-Leonel Castro Abarca
-Luis Ángel Abarca Carrillo
-Luis Ángel Francisco Arzola
-Magdaleno Rubén Lauro Villegas
-Marcial Pablo Baranda
-Marco Antonio Gómez Molina
-Martín Getsemany Sánchez García
-Mauricio Ortega Valerio
-Miguel Ángel Hernández Martínez
-Miguel Ángel Mendoza Zacarías
- Saúl Bruno García





AYOTZINAPA 43: UNA ÍNTIMA TRISTEZA REACCIONARIA
REFERENCIAS

Una íntima tristeza reaccionaria. Ramón López Velarde.
Hablar es un esfuerzo demasiado grande. Miguel Guardia.
Ustedes dirán que es pura necedad la mía. Jua Rulfo.
Aquí todos se han muerto… José Watanabe.
Pero hoy estamos aquí escuchando… José Watanabe.
Pero ante las traiciones… Txema Martínez.
Todo está lejos, no hay regreso… Octavio Paz.
Y mis muertos… Jair Cortés
Comienza el otoño y tres días más tarde… Méraly Reyes Tovar.
La fusilería grabó en la cal… Ramón López Velarde.
Y en la imposibilidad de sentir al otro. Alan Sting.
Y contra la melancolía, la confianza… Roque Dalton.
No soy nadie y soy el Pueblo. Juan Bañuelos.
Yo doy todos mis versos por un hombre. Blas de Otero.


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