En los años noventa empecé a escribir poesía. Entre 1995 y el año 2000 alterné mi vida entre Tlaxcala, Reynosa (Tamps.) y Tuxpan (Ver.). Siempre que podíamos, un grupo de amigos organizábamos lecturas en el puerto de Tuxpan. Ahora que lo pienso bien era esa nuestra manera de mantenernos juntos, de resistir a la distancia geográfica. Ahora la batalla parece ser contra la distancia temporal: ya pasaron 14 años y hemos, cada uno, tomado caminos que muy pocas veces coinciden.
En la fotografía (¿la tomó Omar?) aparecemos yo, Ignacio Contreras y Baltazar López, en una lectura de poesía en el bar el Callejón que, según dicen, todavía existe.
Jair Cortés
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