sábado, 14 de noviembre de 2015

ALFONSO VALENCIA, UNA FOTOGRAFÍA QUE DURA UN RECUERDO



Alfonso Valencia, nacido en Pachuca, Hidalgo, en 1984, es uno de los escritores jóvenes más destacados de su generación; su escritura se bifurca en varias direcciones que van de la poesía al cuento y del cuento al ensayo. En 2014, Alfonso Valencia publicó El grito circular de la gota que muere en la piel del estanque(Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo), un libro dividido en dos partes: La memoria de los espejos y Cuarto de revelado. Esta segunda parte se subdivide, a la vez, en otras tres partes: Tiempo de exposición, Cuarto de revelado y Exhibición/olvido. Como el lector podrá advertir, Alfonso Valencia encuentra en el proceso de revelado fotográfico la metáfora precisa para mostrarnos la revelación (el revelado) del lenguaje. Su poesía está marcada por elementos sinestésicos en donde la vista y el oído, entre los sentidos más sobresalientes, se mezclan para ofrecer una imagen poética que se reproduce en la cámara silenciosa de nuestra imaginación. Ya el título advierte que estamos frente a un libro que exige atención: El grito circular de la gota que muere en la piel del estanque puede leerse como un instante que se dilata por medio de la palabra, una fotografía que dura un recuerdo. Como en círculos concéntricos, los poemas de Alfonso Valencia van ensanchándose en la piel de una página líquida, parecen alejarse cada vez más de su centro, pero lo hacen sólo para volver, más tarde, al punto del que han emergido, como en el poema que inaugura el libro: “en algún lugar del mundo escucharemos el estruendo del fuego/ sustancias innombrables rondando nuestra memoria/ como si ayer hubiese estado habitada por seres de luz/ ¿para qué volver al silencio de los días sin mundo?/ ¿para qué este galope de lluvia sobre los cristales?/ ¿para qué arrojar contra la corriente los pasos si la memoria también avanza/ hacia adelante?/ ¿para qué/ si el círculo/ punto tras punto/ se aleja a la vez que vuelve?”
       El libro también aprovecha un recurso instaurado por la poesía visual: la página y sus espacios en blanco, el poema emerge desde un discurso que va de lo más condensado posible, como en el verso que reza: “desde allá nacerá la voz”, hasta un tono discursivo en donde el lenguaje inicia la ostentación de sus motivos más íntimos y emotivos. Los temas que alimentan este poemario son el tiempo y la memoria; los elementos representados por el incendio, la tormenta, el vendaval y la última morada de los muertos; y quizá el tema más importante, el lenguaje: la palabra que ilumina u oscurece, según la carga de sentido que el poeta deje fluir por sus signos. En este libro, los recuerdos se forman y deforman, a semejanza de la superficie de un estanque lleno de agua alterado por la caída de una gota que emite un grito que nos conmueve: el de la poesía 

Tomado de BITÁCORA BIFRONTE, mi columna en La jornada semanal.

domingo, 1 de noviembre de 2015

LITERATURA LIKE. UN MANIFIESTO.


La literatura like y la fama

"¿Quién se burla de la fama, cuando todo el mundo la desea?”, nos dice el poeta John Hudgins a propósito de esa necesidad imperante en cada individuo que lo empuja a buscar el reconocimiento y la aprobación de los otros. Este deseo de fama encuentra en la dinámica de las redes sociales el cauce perfecto para crecer y desbordarse como una inundación mediática sin precedentes. Hace unas semanas, Twitter sustituyó la acción “favorito” por el “me gusta” para marcar las publicaciones que a los usuarios les parecen más relevantes. Aclaro que el “me gusta” (like en inglés) es uno de los iconos más representativos de Facebook, que ha modificado la forma en la que nos relacionamos como sociedad. Mientras Twitter vio nacer la llamada “tuiteratura” (flashazos encorsetados en ciento cuarenta caracteres, cercanos en forma al aforismo pero distantes de éste por la profundidad reflexiva que logra en comparación con el “tuit”), Facebook se ha convertido en la cuna de una “literatura like", una forma de escritura que, al no tener un límite de extensión y apoyarse en imágenes, se difunde con el objetivo de ganar likes. Esta “literatura” puede resumirse, a manera de manifiesto, en los siguientes puntos: 1. A la literatura like no le importa la literatura sino el like, 2. La literatura like no tiene lectores, tiene admiradores, 3. La literatura like es la fotografía de su autor y, por último, 4. El like es el futuro de la literatura like. Sus autores persiguen los “quince minutos de fama” expulsando contenidos que no asimilan en espera de que alguien los elogie antes de comprenderlos.
Es cierto que hay una democratización de los medios en los que se puede difundir una obra, una idea o un puñado de frases; sin embargo, ahora los “lectores” son estadísticas que se miden en likes o en seguidores; los costos de esta “nueva democracia” son la banalización del ejercicio literario, la pereza intelectual, la modificación de las funciones de la memoria, la imagen como sustituto de la palabra, la abolición de la ortografía, la imposibilidad de leer (y escribir) textos extensos que exijan de los lectores atención y una postura crítica. En pocas palabras, el lector y el escritor están mutando.
Estamos frente a un cambio de sensibilidad (nacida de una nueva tecnología), como lo apunta Nicholas Carr en su libro ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes? Superficiales. El medio, dice Carr, no se circunscribe a ser una simple herramienta sino que modifica profundamente la manera en la que pensamos como civilización. Deberíamos preguntarnos: ¿se avecina un cataclismo cultural o es sólo un escalón más en la historia? ¿Ascendemos o descendemos? Por el momento, la fama y el like van unidos por el deseo de exhibición y aplauso, aunque muchas veces los lectores no lean y los escritores ya no escriban •

Tomado de mi columna Bitácora bifronte en La jornada semanal del diario La jornada.